Tener sexo
Tener sexo para todos es normal. A partir de que un ser humano inicia su vida sexual, pasa a tener relaciones sexuales. Unos más, otros menos.
Lo curioso es que solemos actuar como si esto no fuese así. Por ejemplo:
Cuando llegas de comer en un delicioso restaurante, le comentas a tu familia “santo y seña” de todo lo que comiste en ése lugar. Incluso hablas de los costos, del servicio, etcétera. Tu abuelita te pregunta cuánto dejaste de propina, tu tía soltera te pregunta si estaba guapo el mesero y tu prima la adolescente te comenta lo aburrido que es. El perrito mueve la cola cuando ve los restos de comida que le llevaste y tus hijos platican que sus papás venían discutiendo sobre la música del lugar.
¡Ah!, pero ¿qué pasa cuando llegas de estar en el hotel. incluso con tu espos@? Procuras que nadie se entere que has estado en un MOTEL de paso, de esos en los que (#Dicen que) los coches quedan guardados debajo de la habitación. No les enseñas a nadie los souvenirs que ahí hay, como las gorritas de baño, los jaboncitos, en algunos hasta cremitas que (#Dicen que) hay en esos lugares. Claro que no le vas a decir a tu abuelita cuánto pagaste por la habitación, ni por el servicio adicional, ya sea de sexo servicio, de condones, lubricantes o preservativos que no pudiste o no te acordaste de comprar antes de llegar y tienes que pagar a un precio más elevado (#Dicen aclaro). Y mucho menos le vas a decir la propina que le diste al chico que te llevó el servicio hasta la puerta y claro que tu tía la soltera jamás sabrá si era guapo éste chico y tu sobrina adolescente seguramente escucharía atenta todo lo que platiques de un lugar así; porque créelo: eso sí que no sonará aburrido. Y por supuesto que a tus hijos jamás los verán discutiendo la calidad de la música y mucho menos las películas que ahí se transmiten.
Es obvio que para todos nosotros, pese a ser la sexualidad una necesidad física, espiritual, emocional, social, intelectual, reproductiva, de sobrevivencia, etcétera, y ser parte de algo que realizamos con regularidad como comer, ir al baño o caminar, no forma parte de algo que solamos reconocer o aceptar.
Para mí es curioso ver mujeres que mantienen una línea o apariencia totalmente asexual, o “seria”, como se le dice socialmente a esa postura; pero tiene además de varios hijos y marido, y escarbando por ahí algún novio o amante que comprueba que en algún momento de su vida se ha desnudado, ha dejado que alguien la acaricie, ha tocado un pene, tal vez realizado algún oral con ese pene, ha abierto o cerrado las piernas, mientras el pene ha sido introducido una o varias veces en su vagina.
En este punto ya muchos estarán abriendo los ojos del tamaño de dos limones con éstas palabras que pueden parecer parte de un texto de tres equis y no apto para menores. ¿Pero qué creen?: esos menores tal vez ya han tocado algún busto o pompi por ahí.
Así que como verán, la sexualidad es algo completamente normal, común, necesaria y además de todo: fascinante. Y aparte de ser fundamental para la conservación de la especie, es una fuente de placer e inspiración para todas las sociedades. Incluso para aquellas que han optado por tapar a sus mujeres dejando ver apenas los ojos.
Nada como despertar la imaginación y el misterio… en fin. Tener sexo y ocultarlo es tanto como pretender ocultar que tenemos nariz y la necesitamos para respirar.
Para mantener sanos nuestros pulmones necesitamos tener bien pegada la nariz a nuestro cuerpo y las fosas nasales despejadas, para permitir que el oxígeno entre a nosotros. Lo mismo es tener sexo.
Creo que es momento de abrir, cerrar, subir, bajar, mover o cambiar las piernas. Pues el sexo es parte de nosotros y el cuidado que debemos poner debe estar en hacerlo placentero para nosotros, para la o las personas que participan activamente y el o los sujetos que pueden salir afectados, beneficiados, o dañados con la manera y los métodos que empleamos al desarrollar nuestra vida sexual.
Tarot de pareja nyktte@gmailcom
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