martes, 8 de febrero de 2011

Las lecciones de Top Gear.

Las noticias de la última semana no fueron los balazos en Jalisco, los problemas en Zacatecas, los ataques en Nuevo León ni las elecciones en Guerrero.
Fueron las declaraciones de los señores de Top Gear. Salvo honrosas excepciones, México entero montó en cólera contra estos personajes y hasta contra la BBC de Londres.
No sé usted, pero yo me cansé de escuchar disertaciones sobre este asunto en todos los medios de comunicación, de ver furiosos a los más importantes periodistas de México y de presenciar una guerra violentísima en las redes sociales.
¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue lo que se nos movió aquí que no se nos mueve con las muertas de Juárez? ¿Qué fue lo que nos dolió aquí que no nos dolió cuando murieron los niños de la guardería ABC?
¿Por qué nos enojamos con los comentarios de estos fulanos y no con las verdaderas tragedias de nuestra nación? ¿Por qué nos unimos para boicotear a la BBC y no para protestar contra el baño de sangre que se está viviendo en diferentes ciudades?
¿Qué necesitamos para reaccionar? ¿Que un trío de comediantes ingleses hablen mal de nosotros?
Oiga, pues vamos a pedirles que hablen mal del caso de Marisela Escobedo, de la guerra contra el crimen organizado o del aumento a la gasolina para ver si pasa algo.
Estamos ante un fenómeno que va más allá de nuestros gustos personales, de nuestro sentido del humor o de si nos sentimos halagados u ofendidos con lo que se dijo en Top Gear.
Para empezar, yo quisiera saber quién metió esta nota en los medios de comunicación.
¿Fue el embajador de México en el Reino Unido, nuestro gobierno, algún partido político o algún periodista que quiso jugar al sensacionalismo?
Haya sido quien haya sido, se salió con la suya porque México todavía no terminaba de salir del Kalimbazocuando ya tenía otro pretexto para distraerse de la realidad.
Top Gear es el mejor programa de automóviles del mundo y una de sus mayores ventajas competitivas es la agresividad de sus conductores.
Quienes lo seguimos todas las semanas a través de la señal del canal de paga BBC Entertainment, sabemos lo que pasa ahí y por eso lo vemos.
Una semana, sus conductores se burlan de los rusos. Otra, de los italianos, de los estadunidenses o de los vietnamitas.
Lo que se dijo de los mexicanos fue nada en comparación con lo que se ha dicho sobre la gente de otras nacionalidades. Y nunca hay quejas. Así es Top Gear. Así funciona.
¿Quién fue la persona que tomó ese clip, lo sacó de su contexto y lo trajo a México?
Es como si yo tomó un fragmento de Guerra de chistes, de Platanito show o de Las lavanderas donde se hable mal de los chinos, se lo mandó a la televisión china y le digo a los chinos que eso es lo que los mexicanos pensamos de ellos.
Por supuesto que va a haber problemas. Por eso tenemos que aprender a ver televisión y a no tragarnos todo lo que nos presentan en las noticias.
Aquí alguien quiso provocar algo y le salió rebién. Fíjese, por favor, qué frágiles somos, qué manipulables, qué explosivos.
En lugar de reírnos con las puntadas de los señores de Top Gear o de escuchar con atención para reflexionar y tratar de corregir la mala imagen que en muchas partes se tiene de nosotros, nos vimos más intolerantes que los intolerantes.
Los mexicanos, en nuestros medios, hemos dicho y hemos hechos cosas peores que las que se dijeron e hicieron en Top Gear.
Y ni nos vayamos tan lejos, todos los días en muchas de nuestras pantallas se dicen cosas espantosas contra negros, indios, campesinos, mujeres, niños, gordos, homosexuales, judíos y quien se deje.
Me parece lamentable y sintomática la reacción ante el caso de la BBC.
Lamentable porque enseñamos el cobre, confirmamos que lo nuestro, lo nuestro, es la doble moral.
Y sintomática porque demostramos que estamos tan bloqueados ante la pesadilla de horror y violencia en la que vivimos que preferimos pelearnos por esto que por lo otro.
¡Qué triste! Lo que es no tener control de nada.
Que Dios nos agarre confesados en las próximas elecciones porque quien aprenda a dominar estas jugarretas terminará provocando lo que se le antoje.
Por eso, para mí, lo de Top Gear es algo más que una nota de color. Terminó siendo una llamada de atención, un fenómeno, un ensayo. ¿A poco no?
¡Atrévase a opinar!
alvarocueva@milenio.com


Visto en Milenio

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